Eduardo López Salas ENOSA. Pinar de Chamartín, Madrid.
Empresa nacional de Optica -industria ligera-
Cuando yo era niño funcionaba con regularidad. Actualmente, casi quince años después, edificios de viviendas y oficinas borran su recuerdo.
 

2000

1991

1994

1996
La fábrica ha desaparecido, casi nunca me acuerdo de ella, me he acostumbrado al paisaje de su ausencia; pero la propuesta de Marisa González, reclamando la participación del espectador, apelando a la memoria, me ha traído su recuerdo.

Fui un niño cobarde y nunca salté la alambrada para entrar en el recinto, ni siquiera para recuperar una pelota que se nos hubiera colado (siempre había un hermano pequeño dispuesto a demostrar su valor), ni tampoco más adelante, pese a mi verdadera curiosidad, durante el tiempo en que el edificio permaneció abandonado.

La fábrica quedó bastante aislada en sus últimos años, ajena, en su enorme superficie, al área residencial que había ido creciendo a su alrededor, convertida en una rara isla de arquitectura industrial en medio de un barrio pijo, sepultada por la ciudad, fagocitada por la ameba de la especulación. Cambió el signo de su espacio y la fábrica cayó por su propio peso.

Cuando hace catorce años me trasladé a este barrio, la fábrica funcionaba con normalidad; desde la ventana del sexto piso donde vivo, veía diariamente el trasiego de los trabajadores, observaba con la incipiente curiosidad de un niño de diez años, el ir y venir, el movimiento.

Algún tiempo después, cuando me convertí en un adolescente interesado por la fotografía (eso de registrar huellas presentes con una cámara), la vista de la fábrica, ya en decadencia, desde la ventana de mi casa era un plano bobo y recurrente para agotar los últimos fotogramas de los carretes; y lo siguió siendo más tarde, cuando ya en 1994 la fábrica estaba prácticamente abandonada; o dos años después, cuando finalmente fue reducida a un solar tras el largo y molesto asedio de una ruidosa maquinaria; incluso todavía, esa vista desde la ventana, aparece como sin quererlo entre las fotografías más recientes.

La fábrica es un fantasma ahora, recuerdo de mi niñez y mi adolescencia, pretéritas también, accesibles sólo desde los valiosos fragmentos de la memoria.