Carlos Jimenez
Fábrica de Tabaco, Glorieta Embajadores de Madrid.
 









Otra fábrica abandonada que tiene trazos palaciegos es la que albergó a la Compania Tabacalera y está situada en la cuna que forman las calles Embajadores y Miguel de Servet de Madrid. También los parroquianos más viejos de un bar cercano guardan alguna memoria de lo que fue antes de su cierre. Recuerdan que empezó como tabacalera en el siglo xix, aunque antes, en siglo xviii, había sido fábrica de licores, y que llegó a juntar en sus días de mayor ocupación más de 400 trabajadores, en su mayoría mujeres. La fachada principal, con sus espesos muros de ladrillo visto interrumpidos por altas ventanas y con su portal de piedra discretamente barroco, es palaciega como ya dije, sólo que los palacios que evoca no son renacentistas sino neoclásicos, a la manera de los que edificó con tanta fortuna en Madrid Ventura Rodriguez. La espalda de este conjunto, que todavía hoy impresiona por su tamaño, está cerrada por un gran muro ciego, igualmente de ladrillo, detrás del cual asoman las culatas en forma de sierra de las que debieron ser las naves donde se fabricaban los puros y los cigarrillos y últimamente, antes del cierre definitivo, sólo sus cajas y sus vitolas.