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Esta costumbre religiosa, no es solo característica de este pueblo, son varios los que celebran su festividad religiosa de esta forma, pero yo la he captado y la muestro como un testimonio de que el bien hacer tradicional, no caduca cuando es un trabajo voluntario, sin fines lucrativos, se cree en él y no hay intereses económicos que medien o condicionen su continuidad. El colectivo se une en un fin común de crear algo bello y los intereses individuales desaparecen en función de un objetivo colectivo.
La tradición de celebrar la festividad del Corpus en el mes de Junio tapizando las calles del casco antiguo del pueblo pesquero con flores, responde a la eclosión floral que vive la región en este mes y en la forma en que las fiestas religiosas se manifiestan. Las flores como símbolo de belleza, temporalidad y cultivo ornamental individual y colectivo.
Esta festividad tradicionalmente se celebraba en Jueves y hoy por adaptaciones del calendario laboral, se trasladó a Domingo. Dos dias antes de la celebración, las iglesias del centro del pueblo se convierten en auténticas fábricas donde se recogen la materia prima, las flores que los campesinos cortan de sus propios jardines y huertas , principalmente hortensias y voluntarios se dedican durante 2 dias a deshojar y separar las hojas por colores en diferentes contenedores. otros ciudadanos hacen el diseño de los tapices que la noche anterior dibujan en las calles para que el dia de la festividad, procedan a rellenar y construir los inmensos dibujos y alegorías que por la tarde acogerán el paso de la procesión pisando y destruyendo los impecables diseños florales.
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